lunes, 13 de agosto de 2007

...hasta las piedras tienen una historia fascinante

Día dos

Hoy fue Los Llanos primero, que es una comunidad que sigue de Mininoma. Ya no se pues qué decir para reiterar que no creía que existieran lugares así. El camino me atrapa los cinco sentidos sólo por lo que veo. Sé lo exagerado que me leo; pero no lo creo así cuando centímetro a centímetro hay algo en qué poner atención. Hasta las piedras tienen una historia fascinante. Conforme pasan los años, el tipo de arena que se encuentra a lo largo de todo el río y en las cercanías, rechaza, por un principio físico de densidad de cuerpos, las piedras que se encuentran enterradas. Estas piedras, encontradas en la superficie son utilizadas para hacer diques y hasta puentes.

La leyenda dice, que esas piedras llovían del cielo en las noches y juntarlas haría de cualquier construcción la más fuerte. Como un regalo de los dioses que viven en el cielo. Y sí, si ves lo parajes llenos de hierba, es difícil explicar la existencia de piedras por todos lados. Pareciera que de verdad caen del cielo.

Cada ves que volteo a otro lado sigue algo mejor. Además tuve la oportunidad de estar más tiempo en el río. Fue algo revitalizante. Al sentir esta agua escurrir por mi piel se que está viva.

Luego, en la parte más alta de la Sierra Madre del Occidente, vi la inmensidad a 1500 metros del suelo por las faldas de la naturaleza, orgullosa en su verdor. Los detalles de mi voz reflejada y reviviendo muchas veces, las veces que fueran posibles y cada hoja distinta, como si fueran familias distintas todas me hacían perderme en los detalles. Es algo que me dice lo pequeño que soy. Mi ignorancia es lo que me hace superar el frío que me congela las ideas. Me hace saber que mañana hay algo nuevo, algo queme dejará más completo, más vivo, más lleno, más listo para regresar.

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